Tropecé con tus ojos.
Por Rivadavia.
Te habías dejado el alma abierta.
Chorreantes los deseos.
A tu altura ya,
desboque de corazones.
¿Barrera generacional?
Otra mentira de tantas.
Luego,
me volví para mirarte.
Con los míos, “No estoy solo”
Con los tuyos “Si… ¡qué
lástima!”
Ahora,
al cabo de meses ya,
sigo viéndote perderte,
silueta de Congreso al fondo,
sorteando tu hermosura.
Entre mi dolor de entonces,
hecho jirones de acera,
y esta nostalgia de ahora.
Que, sin buscarlo te encuentra.
En la miel de mi memoria
©narbona
Gracias por tu visita, esta vez he tarddo ms en entrar, ando un poco desconectada y no solo de internet . Esta vez siento tu poema con musica de soleares. Un beso
ResponderEliminarOlé...!! Ponle tú la música, querida Runas.
ResponderEliminarGracias. Un beso. Cuídate mucho.
Pero, ¡qué maravilla de poema!
ResponderEliminarCada vez que entro en tus escritos me sorprendes más.
Preciosas tus palabras. Me recuerdan al mejor Bècquer...
No dejes de escribir, por favor.
Un beso grande.
Muy amable, Mª Dolores. Te agradezco el comentario. Un beso enorme también para ti.
ResponderEliminarPues es precioso y muy nostálgico!! Soy @spicekarmelus, por cierto.
ResponderEliminarPues es precioso y muy nostálgico!! Soy @spicekarmelus, por cierto.
ResponderEliminar