Vienes hoy,
como un desvaído recuerdo.
Quizás de la mano de una
Primavera recién estrenada.
Y te me apareces,
como chute que remueve
ganas,
en jeringuilla con
restos aún
de fluidos que te
pertenecen.
En la quietud
de un despertar
holgazán.
Concupiscente.
Que se resiste a
levantar persianas
desbaratadoras de
ensueños.
En los que,
mientras te
abrigan mis brazos,
tu cuello y mis
labios
se montan tangos
con sobresaltos.
Y en donde,
un firmamento hecho de pecas,
poblando enteras
laderas
de una espalda tan
desnuda como tú,
pidiendo va, a
gritos,
la habilidad de
unos dedos.
Que se deslicen
por ella.
Recorriendo
curvas.
Valles y montañas.
Humedales.
Volcanes de deseos...
Es ahora,
mansas las aguas,
y en el horizonte
el delta,
cuando más extraño
las noches con
luna.
Las aristas de las
rocas.
El torbellino, el
estruendo
Y la espuma.
Despertar es un
morir.
O un vivir.
Anclado entre los
recuerdos.
¡Maldito sea el
tiempo!
¡Y malditos los
relojes que no cesan!
Disfrazando, ahora
de Otoño,
esta Primavera eterna.
©narbona
Joder! Casi me había olvidado de lo bueno que eres con la pluma, con los versos. Impresionante descripción de una pasión más que de un querer ¿o de ambas cosas?
ResponderEliminarUn abrazo de primero de mayo amigo.
Otro abrazo para ti también, amigo. Éste ya de segundo de Mayo. Y que también es sinónimo de reivindicación. Con más sentido que nunca a la vista de lo que nos está tocando vivir.
ResponderEliminarLa respuesta a tu pregunta podría ser un sí, a ambas cosas. Pero mentiría si no dijese que es mucho más.
En cualquier caso, toda emoción encerrada en una jaula de palabras por quien la describe conlleva el enriquecimiento que provoca la interpretación de quien accede a leerla.
Gracias Scila no sólo por leerlo, pues siempre son gratos tus comentarios. Y bienvenidos.
No puedo comentar en el blog de Rosa M. Artal, lo hago aquí para decirle que valoro su comentario sobre la marea blanca, qué pena que lo compare con lo de Ucrania, la oposición allí, son neonazis.
ResponderEliminardeb alí
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