sábado, 27 de octubre de 2012

La ausencia...






Desde que te fuiste
Han pasado... ni sé  cuantos meses. 
Poco a poco van, finalmente, dejándome a solas.
El trabajo distrae. Alivia mi tiempo.
Pero todos me dicen que para qué guardo tus cosas
¡Qué sabrán ellos...!
Cómo decirles gritando,
Que cuando me oprime la pena corro hasta nuestro cuarto
Y que, con la misma ansia que me envuelvo en llanto,
Me abrazo a tu prenda, da igual,
Cualquiera de ellas
Y la aspiro. Te huelo... Me entras.
Me calmas
Me sedas
Te tengo...
Entre sollozos, si. Entre sollozos me enrosco y te aferro.
Papá ha muerto, madre –me repiten una vez tras otra.
Lo sé –les digo de nuevo. Aún no estoy loca.
Pero no voy a mover del sitio que tienen
Ninguna de todas sus cosas... sus cosas.
Están donde siempre... ¡Y en dónde siempre se quedan!
Cuando me duermo, le sueño
Cuando despierto sonrío: lo he visto de nuevo.
Y en la cocina le siento husmear mis pucheros
A veces le  noto
Y me vuelvo. Me vuelvo...
Tintineo de llaves abriendo una puerta
Es él –me engaño. Ya llega.
Un sobresalto,
Me acerco.
No era... No era en la nuestra.
Desde que te fuiste,
Han pasado ya… ni sé cuantos meses
Poco a poco van, finalmente, dejándome a solas.
Y… aunque no esté loca,
Nunca estoy sola...  Nunca estoy sola...

                                                                                            ©narbona                                                            



jueves, 4 de octubre de 2012

Ni el cristal...

                                                                                          Foto: Евгений Чистяков  





Ni el cristal, de aquel  Café,
Nos separó.
Ni las prisas que llevabas

Bastó con una mirada.
Luego, todo devino silencio
Silencio, en medio de la algarada

Y me levanté.
Me levanté sin moverme
¡Ay, estático alborozo!
Saltos de alegría inermes
Que el tiempo ya sosegó

Las lágrimas, secas,
Curaron ya las tristezas.
Más no taponan nostalgias                          
A veces, dulces,
Otras amargas.

Por cuanto pudo haber sido
Por lo que nunca llegó a ser.


                                              ©narbona